El Señor Von Trier está de promoción y para conseguir un poco de atención mediática
se ha pasado un par de pueblos. Vale, es verdad que ha dicho alguna que otra gilipollez, pero uno empieza a estar ya un poco cansado de este occidente políticamente correcto donde no existe una libertad real, sino solo la libertad de decir lo que la mayoría quiere oír. No soy un gran seguidor del danés. No he visto la mayoría de sus películas, y entre las que sí he visto hay alguna que me parece fascinante y alguna que tiraría sin ningún problema a la basura. El movimiento Dogma me parece una gilipollez como otra cualquiera. Pero los señores del festival de Cannes son unos mingafrías, unos talibanes y unos fascistillas (todo ello tomado metafóricamente, que nadie me salga con un estudio histórico-político sobre el fascismo o sobre los orígenes del movimiento talibán y sus preceptos fundacionales, todos sabemos perfectamente lo que estos términos significan en el lenguaje de la calle). Joder, ya sabemos todos que Hitler era un hijo de la grandísima puta. ¿Y qué? ¿Hay que recordarlo cada vez se le mencione? ¿No puede gustarle a alguien su bigote o su corte de pelo? A mí personalemente me gustan los uniformes de los nazis y buena parte de su iconografía. ¿Merezco la muerte? Ya cansa esto de tener que estar todo el día pidiendo perdón a los judíos porque un chalado la tomó con ellos y les machacó bastante. Señores, entérense, yo no fui. Y como no fui, no pienso pedirles perdón ni sentirme culpable. Tampoco les pediré a ustedes que se disculpen porque sus antepasados mataron a Cristo, ni por los siglos de usura, ni por otras cuantas cosas que ni me van ni me vienen. Tampoco les daré las gracias por Spielberg y Allen, se las daré a ellos si me surge la ocasión.
Basta ya. Lars von Trier probablemente solo quería provocar un poco, pero aunque fuese nazi hasta la médula, déjenle en paz. Si no quieren no vean sus pelis y no le hagan ni puto caso. Háganle el vacío. Pero déjenle vivir con sus ideas buenas o malas, bonitas o feas, correctas o incorrectas.
Estoy hasta los mismísimos ya de esta civilización que criminaliza la opinión y las ideas.
Como diría el gran Fernando Fernán Gómez: ¡A la mierda!
El Vehemente
Etiquetas: Cannes, judíos, Lars von Trier, nazismo
